Ser entrenador implica estar constantemente tomando decisiones de todo tipo: sobre la selección y roles de los deportistas, planificación de entrenamientos, estrategia en competición, organización de los viajes, solución de múltiples problemas que van surgiendo…

Cada decisión que toma el entrenador afecta a los deportistas con los que trabaja y, por lo tanto, su influencia y credibilidad. Por eso, el estilo de toma de decisiones de un entrenador refleja su estilo de liderazgo.

¿Qué estilos de toma de decisiones existen?

Chelladurai identificó cuatro estilos de toma de decisiones según el grado de participación de los deportistas que el entrenador permite. No hay un estilo que sea mejor que los otros, sino que dependiendo de las circunstancias conviene un estilo u otro. Por eso, una de las habilidades de liderazgo del entrenador es ser flexible para cambiar de estilo de toma de decisión según convenga. Estos cuatro estilos son: autocrático, consultivo, participativo o democrático y delegatorio.

El estilo autocrático es cuando el entrenador toma todas las decisiones y no consulta ni a los deportistas ni a los colaboradores. Este estilo es el que más conviene cuando la decisión es urgente, requiere calidad, el entrenador dispone de toda la información necesaria y no se requiere la aceptación del deportista. El estilo autocrático tiene la ventaja de que es la toma de decisión de respuesta más rápida al implicar sólo al entrenador. Pero tiene un gran inconveniente: tiene un gran desgaste y hay que elegirlo sólo en los momentos en los que este estilo sea la mejor opción. Si el entrenador abusa del estilo autocrático pierde la aceptación de sus deportistas y su credibilidad e influencia desaparece.

El estilo consultivo es cuando el entrenador consulta con sus deportistas, pero la decisión final la toma él, teniendo en cuenta o no lo que le han sugerido. Es un estilo que permite la implicación de los deportistas y no desgasta tanto al entrenador como el estilo autocrático. Pero cuidado con consultar sistemáticamente a los jugadores y luego no tener en cuenta su opinión, pues entonces aparece ese desgaste. Es un estilo bueno para usar cuando se requiere calidad de decisión, el entrenador no tiene toda la información disponible y el problema es complejo.

El estilo participativo o democrático es cuando todos participan por igual en la toma de decisión, el entrenador es un miembro más del grupo y la decisión de toma por consenso o votación. Es un estilo recomendable cuando el equipo está cohesionado, se requiere la aceptación de los deportistas de esa decisión y el entrenador no dispone de toda la información.

Por último, el estilo delegatorio es cuando el entrenador delega la responsabilidad de decidir al equipo y él solo se limita a anunciar la decisión. Es un estilo interesante cuando el equipo está cohesionado, el entrenador no dispone de información y son decisiones no trascendentes en las que puede no participar.

¿Cuál es el mejor estilo de toma de decisiones?

Ningún estilo es bueno o malo siempre, sino que depende de las circunstancias. Lo ideal es que el entrenador tenga la habilidad de aplicar distintos estilos según las necesidades del momento.

Además de analizar las circunstancias presentes y su interacción, en función del tipo de deporte habrá situaciones que recomiendan un estilo frente a otro. Así, podrá identificar momentos en los que puede haber mayor participación de los deportistas para no caer en el abuso del estilo autocrático y reservarlo para aquellos momentos en los que lo necesite más.

Es habitual que los entrenadores, sobre todo los de menos experiencia, utilicen como normal el estilo autocrático porque creen que con la participación pierden poder o mostraran inseguridad, así que piensan que ellos tienen que decidir todo. Sin embargo, ocurre todo lo contrario. Cuando los entrenadores utilizan los estilos consultivo, participativo y delegatorio en las circunstancias adecuadas fortalecen su poder y credibilidad como entrenadores. Y para los deportistas, la participación es una vía para mejorar la implicación y el compromiso con esas decisiones y favorecer la cohesión del grupo.

La toma de decisiones es una habilidad fundamental, ya que en muchas ocasiones afecta más la forma en la que se ha tomado la decisión que el contenido de la decisión en sí. En consecuencia, el entrenador ve dañado gravemente su liderazgo y pierde poder, credibilidad y aceptación por parte de los deportistas.

Por eso, es necesario formar a los entrenadores en la habilidad de toma de decisiones. Que aprendan a usar estilos de toma de decisión diferentes, los momentos más adecuados para utilizarlos y las consecuencias positivas y negativas de usar cada estilo de toma de decisión. Que tengan esa flexibilidad para alternar estilos distintos y puedan desplegar todo su potencial como entrenadores.


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