Relación entre el estado de ánimo y el nivel de actividad

Como ya habrás experimentado alguna vez, cuando estás bajo de ánimo o triste, te apetece menos hacer las cosas que haces habitualmente (quedar con amigos, salir a tomar algo, ver una película, ir al gimnasio…), e incluso si el malestar anímico es muy intenso, puede que lleguemos a no tener ganas ni de arreglarnos, levantarnos de la cama, salir a hacer la compra o realizar aquellas actividades de autocuidado más básicas.

Y, al contrario, cuando realizas actividades gratificantes y te relacionas con otras personas, tu estado de ánimo mejora.

El problema es que cuando estás bajo de ánimo hacer cualquier actividad supone un esfuerzo enorme. Y cuanto más tiempo pasa sin hacer esas actividades y pierdes más rutina, más cuesta retomarlas.

Cuando una persona está mal, el pensar antes lo mucho que le va a costar hacer algo determina si decide o no hacerlo. Si logra movilizarse y romper esa barrera previa, logrará ir dando pasos hacia la mejora del estado de ánimo.  

Para mejorar nuestro estado de ánimo es fundamental recuperar actividad

No nos apetece hacer cosas precisamente porque hemos dejado de hacerlas. En la medida en que persista esa dejadez y evitación de la actividad, la consecuencia será que cada vez te apetecerá menos y tendrás menos ganas, lo que, de nuevo, a modo de espiral, viene a favorecer el uso del “no me apetece”, “no tengo ganas”, “no tengo fuerzas” como justificación para mantener esa situación de inmovilismo.

Por el contrario, cuando hacemos cosas nos encontramos bien, o al menos, nos encontramos menos mal, aunque sólo sea porque estas distraído de las preocupaciones que te provocan malestar. Además, si estas activo, no pierdes esos hábitos y no caes en la situación de inactividad que hace que retomar la actividad cueste tanto.

Por lo tanto, para mejorar nuestro estado de ánimo es fundamental recuperar la actividad. Aunque es cierto que mantenerse activo cuando no hay ganas no es nada fácil. Por eso, en muchas ocasiones será necesario pedir ayuda psicológica.

¿Cómo puede ayudar un psicólogo a mejorar nuestro estado de ánimo?

En estos casos, el objetivo de intervención psicológica es ayudar a la persona a retomar las actividades de su vida, haciendo cosas pese a que aún se encuentre triste y desganada. Y, poco a poco, que esas actividades le vuelvan a provocar las emociones positivas que antes le generaban. A esto se le llama programa de “Activación Conductual”, que han demostrado una eficacia a largo plazo, incluso mayor que los psicofármacos, en casos de depresión.

Parece algo sencillo, pero en la práctica, activar a una persona que no tiene ganas de hacerlo es una tarea difícil. De entrada, debemos contar con que, si el estado de ánimo es muy bajo, iniciar cualquier actividad será muy costoso y pretender que la persona vaya a disfrutar haciendo cosas desde el principio es demasiado optimista.

Los psicólogos, familiares y sobre todo la propia persona que tiene el problema debemos contar con que el proceso de cambio es lento y que al principio el objetivo no va a ser que la persona disfrute (si lo hace, mejor), sino que simplemente empiece a hacer cosas poco a poco.

El nivel de exigencia del programa se adaptará a las características de cada caso. Si al principio la persona sólo es capaz de salir a dar una vuelta de 5 minutos, eso es lo que se marcará como objetivo diario, para poder ir aumentando hasta recuperar todas aquellas actividades que resultaban gratificantes, pero había abandonado.

Una vez superado ese Primer Nivel (“Hacer por hacer”), se pasaría al Segundo Nivel: Buscar gratificación en la actividad que se hace. Este proceso en general se dará de manera espontánea en la medida en que el esfuerzo de empezar la actividad sea menor.

En todo este proceso la persona tiene que tener claro que el “no me apetece” y “el no tengo ganas” no debe ser una justificación para no hacer cosas, pues esto es en realidad lo que explica el mantenimiento del problema y del bajo estado anímico.

En conclusión, recuerda que cuando estas bajo de ánimo dejar de hacer cosas solo va a agravar esa tristeza. Y si estas en un punto en el que te supone un gran esfuerzo realizar tus actividades cotidianas, es el momento de pedir ayuda psicológica. Te servirá para identificar y trabajar las causas a través de un programa de activación conductual.