Está claro que no hay un único estilo válido de entrenador, sino que depende de un gran número de variables. No hay un modelo de entrenador perfecto, hay infinitos modelos de buenos entrenadores.
El estilo de un buen entrenador depende de estrategias psicológicas y estrategias no psicológicas. Dentro de las estrategias psicológicas, quiero tratar una fundamental: el autocontrol emocional.
¿Qué es el autocontrol emocional?
Es una habilidad de inteligencia emocional que nos permite controlar nuestras emociones y no que éstas nos controlen a nosotros.
En los entrenamientos y sobre todo en la competición se viven múltiples situaciones asociadas a emociones intensas.
¿Para qué es importante el autocontrol emocional?
-Para hacer mejor tu trabajo de entrenador.
-Para ser un modelo para tus jugadores.
¿Te has planteado alguna vez cuáles son las consecuencias de un comportamiento incontrolado? Cuando entrenas a niños o a adolescentes, tienes la responsabilidad de formar a tus jugadores y no sólo en lo deportivo. Cuidado con el descontrol emocional por estar nervioso, enfadado o desanimado. No sólo afecta al rendimiento, también a la relación con los jugadores.
¿Esto quiere decir que no debo mostrar emociones? ¿Estar neutro en todo momento? No, se trata de que tú controles a tus emociones, no tus emociones te controlen a ti. Recuerda, las emociones son muy contagiosas. Si quieres que tu equipo muestre una emoción, siéntela tu primero. Si no quieres, no la tengas tú.
¿Eres consciente de la influencia que tienes sobre tus jugadores/as?
Sólo por ser el entrenador ya tienes una influencia en tus jugadores. Pero mantener y fortalecer esa imagen depende de cómo actúes con ellos a lo largo del tiempo.
Te guste o no, eres un modelo de comportamiento ya que los jugadores te observan continuamente y pueden imitarte. ¿Cómo tratas a árbitros, rivales, cómo estás de motivación, cómo controlas tus emociones, cómo reaccionas después de una derrota?
Este es el partido contra uno mismo, el que juegas todos los días y el que no puedes perder nunca.